27/06/2013
«Las industrias creativas son fuente de valor en una democracia sana y deben ser protegidas»
James Boyd, jefe de Comunicación y de Desarrollo de Producto de IFRRO, publicó el pasado 17 de junio en www.ifrro.org una reseña del último libro de Al Gore, ex vicepresidente de los Estados Unidos, titulado The Future. Publicamos a continuación la traducción de ese texto debido a su interés.
El ex vicepresidente de los EE.UU., Al Gore, destaca en su último libro, The Future, la necesidad de compensar el trabajo realizado por las personas. Hay una disfunción entre el «aumento de la productividad y el aumento de los estándares de vida de la clase media. Esta tendencia tiene que cambiar, ya que nos estamos acercando a un escenario en el que la pérdida de puestos de trabajos implica una caída de la demanda de consumo que la sitúa por debajo del nivel necesario para sostener el crecimiento económico».
Es el caso de los periódicos, las librerías, las tiendas de fotografía, así como de las obras de los propios creadores. Hay una batalla entre aquellos que desean que la información se convierta en gratuita y aquellos que dependen de una compensación económica para que puedan tener una vida decente y así contribuir al desarrollo de un crecimiento económico sostenible y saludable. Es decir, «entre empresas cuyos modelos de negocio dependen de la capacidad de proteger la propiedad intelectual que exponen en Internet y la competencia, que intenta encontrar la forma de robar esa propiedad intelectual a través de la Red».
Aunque Gore describa un escenario preocupante donde la tecnología avanza fuera de control y donde la toma de decisiones se basan en el cortoplacismo y son secuestradas por las élites egoístas, que se han apropiado del valor de las obras de otros, también señala que reconocer el valor de la contribución creativa puede garantizar el desarrollo de un futuro más alentador.
Gore analiza seis motores de cambio que oscilan desde una economía global profundamente interconectada (World Inc.) y una red de comunicaciones electrónicas mundial que relaciona millones de personas para extender el volumen de datos (Global Mind), hasta una relación nueva y disfuncional entre el poder de la civilización humana y los sistemas ecológicos de la tierra. Además, incluye un nuevo equilibrio de poder, desplazado hacia el Este, un crecimiento rápido e insostenible de la población, acompañada por un consumo excesivo de los recursos, junto con indicadores de corto plazo distorsionados de la actividad económica y un conjunto revolucionario de tecnologías biológicas, bioquímicas, genéticas y ciencia de los materiales. Gore muestra que estos seis factores están impulsando la sociedad hacia un futuro en el que se está disminuyendo la capacidad (y voluntad) de formar comunidad y en donde las élites han asumido las palancas de poder e incluso determinan la elección democrática.
La interacción entre World Inc. y The Global Mind es particularmente preocupante para las industrias creativas. A pesar de que el auge de Internet ha estimulado un florecimiento en la lectura (la mayor parte del contenido está escrito), Gore considerala información digital como el recurso estratégico principal del siglo XXI y apunta que «el valor de la información a menudo se incrementa con el número de personas que lo comparte, pero puede perder su valor comercial cuando su propietario inicial pierde la exclusividad. La esencia de la ley de patentes y derechos de autor ha sido resolver esa tensión y promover el mayor beneficio para la mayoría, consistente en los principios de justicia y equidad».
Cree que la velocidad y profundidad de este cambio tecnológico sin precedentes, que es la base de Global Mind, está transformando la relación fundamental entre cómo la gente actúa productivamente en su vida y cómo cumple con sus necesidades. Se están minando «sus trabajos, sus carreras, sus oportunidades de intercambiar actividades productivas por ingresos para satisfacer las necesidades humanas esenciales y ofrecer una sensación de bienestar, seguridad, honor, dignidad, y el sentido de pertenencia como miembro de la comunidad».
Gore señala que las industrias de impresión (incluido el periodismo) están particularmente amenazadas y al mismo tiempo son las piezas claves de democracia. A medida que se debilitan, se incrementa el déficit democrático. Gore afirma que «todavía hay pocos modelos de negocio para el periodismo en Internet que reúnan suficientes ingresos para sufragar los salarios de los periodistas de investigación, que son esenciales para rendir cuentas en una democracia». Al Gore pone en contexto la frase «La información quiere ser gratis», citando el párrafo completo del líder del pensamiento tecnológico Stewart Brand: «Por un lado la información quiere ser cara, porque es muy valiosa. Pero por otra parte, la información quiere ser gratis porque el precio de publicarla está disminuyendo continuamente. Aquí tienes las dos corrientes luchando una contra otra».
Esta batalla es crucial para el bienestar de las industrias creativas, que, como cree Al Gore, no son solo embajadores potentes de los valores fundamentales sobre los que construimos nuestras sociedades sino que también son vitales para la salud de la democracia. Argumenta que la confianza en viejos indicadores de crecimiento, como el PIB, ya no se corresponde con el interés del público en general sino con los grupos de élite. Además, el pensamiento estratégico a corto plazo pone en peligro nuestra capacidad de dirigir el futuro por un camino que beneficie a la sociedad. Peor aún, esa élite ha «influido en políticos para intentar paralizar la competencia del gobierno de servir a intereses distintos a los de la máquina global, reclutando una quinta columna en el cuarto poder, y empleando legiones de grupos de presión que bloquean cualquier decisión colectiva sobre el futuro que sirve al interés público».
Las industrias creativas tienen un papel principal en suministrar lo necesario para un futuro próspero. Al Gore da un grito para despertar a la sociedad y asegurarse de que se reconoce el valor de esa contribución creativa y se protege y comparte en consecuencia.
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