La teoría computacional de nuestra sociedad

25/02/2025

La teoría computacional de nuestra sociedad

Juan Luis Suárez, Catedrático de Humanidades Digitales en la Western University, Canadá, y director del CulturePlex Lab.

Una sociedad es muchas cosas. Entre otras, toda sociedad es un sistema de procesamiento de información, algo que se ha hecho más evidente, aunque menos transparente, desde que la transformación digital atravesó todos los niveles de las sociedades contemporáneas. Esta digitalización de la sociedad ha implicado la reorganización de los sistemas cognitivos de los individuos, al principio de los más jóvenes y ahora ya de todas las generaciones, así como la implantación de nuevos mapas de cognición y de coordinación dentro de la sociedad. 

Sin embargo, la velocidad de los cambios de la tecnología digital y sus efectos en nuestra sociedad no debe hacernos perder de vista las que deben ser siempre las primeras preguntas acerca de un sistema de procesamiento de información, a saber, ¿qué hace?, y ¿por qué hace lo que hace? Hutchins1 aclaró con acierto que estas dos preguntas y sus respuestas son en realidad otra forma de preguntar por la teoría computacional de la tarea o conjunto de tareas que el sistema lleva a cabo. En este caso, la respuesta a esas dos preguntas nos ofrece la teoría computacional de las tareas que el sistema informativo, es decir, nuestra sociedad lleva a cabo.   

Aunque la capacidad y el tipo de computación que puede realizar una sociedad están limitados por numerosos elementos, entre ellos, la infraestructura física de la tecnología que usa, la descripción abstracta de sus procesos y las habilidades cognitivas de sus ciudadanos, hay que tener presente que la teoría de la computación de una sociedad, de lo que hace y por qué lo hace así, es una pregunta separada y distinta de las que se refieren a sus operaciones. Esta teoría de la computación responde a una serie de cuestionamientos políticos, éticos, educativos e instrumentales, y corresponde a los ciudadanos y las instituciones formular las respuestas a qué hacemos como sociedad y por qué lo hacemos de una particular manera. Esta es la tarea de nuestro tiempo. 

El qué hacemos como sociedad y por qué lo hacemos se nos presentan como interrogantes urgentes debido a que la transformación digital y sus múltiples efectos en la educación, la política, las relaciones sociales y la producción cultural y artística están reformulando de manera acelerada muchas de las tareas que nos constituyen como sociedad. A la vez que experimentamos, reaccionamos, impulsamos y nos adaptamos a los cambios en nuestras tareas profesionales debemos seguir pensando acerca de qué tipo de sociedad resulta de la forma en que el entorno digital cambia cómo conocemos, percibimos, actuamos y nos coordinamos. 

Esto afecta a todas las profesiones, pero es más relevante aún en aquellas que están definidas por sistemas de procesamiento de información cuyas infraestructuras físicas y procesos cognitivos se están viendo afectados de manera más radical por la introducción de tecnologías digitales. En particular, me refiero a la educación, la publicación, la edición y la gestión de los derechos económicos relacionados con estas actividades. Además, la implementación concreta, en cada época histórica, de las tareas informacionales de las profesiones relacionadas con estas actividades constituye la base inconsciente de lo que hacemos como sociedad, de lo que nos constituye, de nuestra historia, y también de los valores que hay detrás del por qué. Es cierto que el cómo de estas profesiones afecta de manera concluyente al qué y el por qué de nuestra sociedad. Por esto es tan importante el papel de estos profesionales en la existencia y mantenimiento de nuestra sociedad. 

Me gustaría decir que la mayoría estamos de acuerdo en que la respuesta al qué de la sociedad es clara. La sociedad española del siglo XXI hace ciudadanos libres, críticos, responsables, solidarios, con acceso a unos medios económicos básicos, iguales ante la ley y con posibilidades reales de realización y expresión personales. Hacemos la sociedad española del siglo XXI para protegernos mutuamente, para cuidarnos, para otorgarnos espacios de libertad y de desarrollo personal, con la base común de una historia compartida.  

No menos clara me parece la respuesta a la pregunta acerca del por qué hacemos esta sociedad: porque es la forma más efectiva de, en nuestro contexto geográfico, social, cultural, económico e histórico, llevar a cabo un programa de acción global cuyos resultados son los que acabo de enunciar. Lo hacemos también porque creemos en los valores que soportan nuestro qué. Esta es la teoría computacional de nuestra sociedad. 

Ahora bien, las condiciones que nos han llevado a poder hacer esta sociedad han cambiado radicalmente en los últimos veinte años y seguirán cambiando en las próximas décadas. Estas condiciones se refieren a los sistemas cognitivos en los que funcionamos como seres humanos, influenciados por las tecnologías informativas que los hacen posibles.  

Ante estos cambios tenemos que tener claro que hay que refrescar constantemente la pregunta sobre el qué de nuestra sociedad ya que solo así podremos estar seguros de que el curso que seguimos sigue siendo el que responde al qué que realmente queremos responder. Responder a esté qué es el primer paso de nuestro hacer como sociedad.  

De la misma forma, tenemos que seguir siendo capaces de preguntar y responder sobre nuestros porqués, y esta tarea requiere de mucha claridad acerca de los sistemas de información que habitamos, de la combinación de lo analógico y lo digital en las cantidades y formulaciones precisas para cada objetivo y tarea sociales, así como del tipo del usuario y ciudadano digitales que resultan de “habitar” estos sistemas.  

Para poder responder a estos porqués vamos a necesitar un esfuerzo extra de adaptación e innovación, que en este caso es sobre todo un proceso de reevaluación de cómo conocemos, percibimos y producimos en estos nuevos sistemas. Tendremos también que formular e integrar nuestra teoría de la computación, de qué es y por qué es así nuestra sociedad, en todos los ciclos educativos, si es que queremos que los ciudadanos tengan la capacidad de hacer estas preguntas y además acercarse al molde de ciudadanos que hemos descrito más arriba. Esta educación para la nueva ciudadanía tiene que ser sobre todo una educación tecnológica, que no de las herramientas; ha de ser una educación para ejercer la crítica y la reflexión en la conciencia de cómo los sistemas de información que nos articulan permiten o no ejercerlas; ha de ser una educación en la sociedad y para la sociedad, alineada con la condición digital de la vida humana y también con sus bases corporales y analógicas; por último, ha de ser una educación humanística, es decir, dirigida a fomentar mediante la cultura las habilidades del individuo para reflexionar sobre su condición, su historia y su lugar en el universo. 

La tarea que tenemos por delante en este momento histórico se puede resumir en lo siguiente: desarrollar las habilidades necesarias para poder seguir formulando la teoría computacional de nuestra sociedad: qué hacemos y por qué lo hacemos.

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1 Edwin Hutchins: Cognition in the Wild. MIT, 1995. 

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