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Según revela un estudio, ningún límite o excepción de la normativa europea ampararía el uso de obras protegidas por derechos de autor en el entrenamiento de esta tecnología ni en los resultados que genera.
El desarrollo de la IAG puede poner en riesgo la creatividad humana en algunos campos.
La investigación Copyright & Training of Generative AI - Technological and Legal Foundations (en castellano, Propiedad intelectual y entrenamiento de la IA generativa, fundamentos legales y técnicos), desarrollada por el jurista Tim W. Dormis y el informático Sebastian Stober, ha puesto de relieve que el entrenamiento
de la IAG no está amparado por ninguno de los límites que prevé la normativa europea en materia de propiedad intelectual, entre ellos, el límite de minería de textos y datos.
En consecuencia, el desarrollo de estos modelos mediante la copia de libros, periódicos o revistas supondría una vulneración de los derechos de propiedad intelectual, salvo que los titulares de estos contenidos o la entidad que los represente lo autoricen.
Esto se debe a que, durante el entrenamiento de los modelos de IAG, se llevan a cabo «numerosos actos de reproducción y almacenamiento de materiales protegidos», como pueden ser los libros, los periódicos, las revistas y las partituras. Asimismo, la puesta a disposición de los modelos ya entrenados con material protegido, sin contar con la autorización de los titulares de derechos, puede constituir también una infracción.
El informe señala que estos actos no se encuentran amparados por los límites previstos en la normativa europea de propiedad intelectual ni, específicamente, por el límite de minería de textos y datos, que permite el análisis automatizado de información para extraer correlaciones, tendencias o pautas sin que sea necesaria la autorización de los correspondientes titulares de derechos (artículos 3 y 4 de la Directiva (UE) 2019/790 del Parlamento Europeo y del Consejo de 17 de abril de 2019 sobre los derechos de autor y derechos afines en el mercado único digital). Además, hay que tener en cuenta que este límite se concibió para una finalidad distinta del desarrollo de modelos generativos de IA.
El entrenamiento de modelos de IAG implica actos de explotación de derechos que van más allá del mero análisis de la información semántica que contienen las obras utilizadas. Asimismo, una interpretación de estos límites con base en la regla de los tres pasos –contemplada en el Convenio de Berna, en la legislación europea y en la normativa nacional–, conduce a descartar que estos sean aplicables en el desarrollo de modelos de IAG, ya que el uso de obras protegidas que llevan a cabo puede afectar gravemente a la normal explotación de las obras en sus respectos mercados (libro de texto, publicidad digital, investigación…).
Esta investigación también señala que el Reglamento Europeo sobre IA, en vigor desde agosto de 2024, exige el cumplimiento normativo de la legislación europea. Por tanto, el entrenamiento de la IA con materiales protegidos sin el consentimiento de sus titulares de derechos podría suponer tanto una vulneración de la normativa de propiedad intelectual como de las obligaciones que impone este Reglamento.
Por otra parte, este estudio expone el riesgo del crecimiento de esta tecnología para la creatividad humana, puesto que podría incluso acabar desplazando las obras y materiales originales elaborados por nuestros creadores, en algunos sectores como el de la información o productos cotidianos de entretenimiento.
Por último, el informe tacha de erróneas las advertencias de quienes señalan que una protección excesiva de los derechos de autor puede frenar la innovación en el terreno de la IA.
Por ello, los autores del informe apelan a la responsabilidad de los políticos y de los legisladores para promover un equilibrio entre la innovación de la IA y la remuneración adecuada y justa para quienes elaboran los contenidos que se utilizan para entrenarla.
Según recoge la nota de prensa, el eurodiputado Axel Voss destacó que este informe no solo «demuestra que el entrenamiento de IA generativa no está cubierto por la minería de datos, sino que ofrece indicaciones para mejorar el equilibrio entre la protección de la creatividad humana y la promoción de la innovación».
La aparición de estas tecnologías debería abrir un nuevo horizonte para el mercado de licencias, en la actualidad prácticamente inexistente, y que los titulares de derechos empiecen a ser adecuadamente remunerados por el uso de sus creaciones.
En este sentido, Hanna Möllers, representante de la Federación Europea de Periodistas, comentó: «Este estudio demuestra que nos encontramos ante un robo a gran escala de nuestra propiedad intelectual. Ahora tienen que ser los políticos quienes pongan fin a este robo a los periodistas y autores».
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