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Segovia, 13/09/2024. CEDRO organizó la mesa Escritores e inteligencia artificial, el pasado 13 de septiembre en Hay Festival, donde se aseguró que la IAG transformará nuestra sociedad y el mundo editorial mediante un nuevo contrato social, al proyectar oportunidades, pero también retos y, si se hace de forma descontrolada, diferir riesgos, como un retroceso en el pensamiento crítico.
Los participantes de la mesa, el escritor y periodista Juan Soto Ivars, y Jorge Corrales, director general de CEDRO, moderados por la presidenta de la Entidad, la escritora Carme Riera, coincidieron en que la IAG no puede competir con la inteligencia humana.
Juan Soto Ivars consideró que «a la IAG le faltan elementos humanos, como la empatía o el sentido de la justicia, que para una máquina es numérico y no ético». Sin embargo, subrayó el hecho de que estos sistemas están creados por los humanos.
Por otra parte, Jorge Corrales puso en valor el esfuerzo y el trabajo de creación de un escritor, traductor o periodista frente al producto generado por la IAG, basado en la copia de otras obras y contenidos editoriales.
Ambos ponentes alertaron de que la implementación desordenada de esta tecnología podría llevar a la precarización del trabajo de los escritores, traductores, periodistas y editores.
Juan Soto Ivars aseguró que la IAG agrava la situación que viven autores y editores por el robo de sus obras: «Esto ya nos pasó con internet, el daño ya estaba hecho».
Además, explicaron que esta tecnología también podría seguir profundizando en una concentración y monopolio de las grandes empresas tecnológicas en el mercado digital. De hecho, Corrales recordó que el desarrollo tecnológico «siempre acaba provocando desigualdades sociales».
Tanto Soto Ivars como Corrales consideraron que es posible un equilibrio entre el desarrollo de la IAG y la propiedad intelectual.
Soto Ivars afirmó que la ética y la tecnología tienen una relación ambigua y que lo que se necesita son lectores con «criterio educado», pero lamentó que «el sistema educativo actual no vaya en esa dirección».
El director general de CEDRO añadió que «para desarrollar un modelo de IAG se necesitan más de cien millones de euros, por eso no es comprensible que no se destine un porcentaje adecuado de esa cantidad al pago de los derechos de autores y editores de libros, periódicos, revistar y partituras».
Corrales aseguró también que es posible un equilibrio entre tecnología y derechos de autor si se garantiza la «triada formada por la autorización de los titulares de derechos para el uso de sus obras, la trazabilidad de estas y una remuneración acorde al valor de los contenidos utilizados». Por ello, CEDRO está explicando entre todos los agentes involucrados —legislador, gobiernos, tecnológicas y titulares de derechos— que el impulso de las nuevas tecnologías es compatible con el reconocimiento de los derechos de los colectivos autorales y editoriales.
Otra de las transformaciones a las que se hizo referencia en esta sesión fue la social, en la medida en la que va a afectar a todos los sectores de la sociedad.
Asimismo, los ponentes se refirieron a los avances que viven autores y editores de otros países, como Brasil, Polonia o Australia, cuyos gobiernos ya están dando pasos para impedir el uso no autorizado de obras protegidas en el entrenamiento de los modelos de IAG generativa. «La Unión Europea debería iniciar también este camino», dijo Jorge Corrales.
De izquierda a derecha, Juan Soto Ivars, Carme Riera y Jorge Corrales. © de la imagen: CEDRO
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